HACED COMO YO, NO METEROS EN POLITICA

Se comentaba que el anterior Jefe del Estado Español, Francisco Franco, comentó un día: “Haced como yo, no meteros en política”. No se si es verdad o no esa frase, pero resulta paradójica, él dictador que duro cuarenta años diciendo que no estaba en política. La verdad es que no me extraña la frase, sea verdad o no, recoge el cinismo de una clase política que nos dirigió como les dio la gana.

Recuerdo esto en relación a nuestra actualidad, en una democracia de treinta años, que sigue teniendo ese mismo cinismo. La ínclita Vicepresidenta del Gobierno del Estado Español De la Vega, ha declarado que apoya que los deportistas olímpicos, en los Juegos de Pekín, tenga prohibido hacer “declaraciones políticas o religiosas”. La señora De la Vega debería releer la declaración de los Derechos Humanos:

Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Conceptos además que se recogen en nuestra constitución de 1978. La Vicepresidenta demuestra que sus conceptos sobre libertad de expresión se pierden ante los intereses mediáticos de unos juegos olímpicos, donde interesa más las medallas, las fotos y los negocios, donde no ha importado que se celebren en un estado donde no se respetan los derechos humanos ni los derechos de los pueblos. Pobre olimpismo, tan alejado de ese espíritu que abandero el Barón Pierre de Coubertin, pero más pobre es el espíritu democrático de la Vicepresidenta, ya sólo falta que un día nos diga, ella también, “Haced como yo, no meteros en política”.