El historiador Juan Antonio Lacomba ha escrito de él:
"Se mata a un hombre, pero no se puede matar una idea, Y Blas Infante fue la voz que encarnó una idea de Andalucía y la plasmó en un programa. Y este programa no fue nunca un instrumento de partido o de gobierno. Fue mucho más: una ética de la convivencia, un proyecto de redención y una esperanza de justicia para el pueblo andaluz. Por ello, cuando la descarga final ahogó su grito de ¡ Viva Andalucía Libre !, él esperaba que por cada gota de sangre derramada nacerían nuevas fuerzas para la libertad y la autonomía del pueblo andaluz."
"Se mata a un hombre, pero no se puede matar una idea, Y Blas Infante fue la voz que encarnó una idea de Andalucía y la plasmó en un programa. Y este programa no fue nunca un instrumento de partido o de gobierno. Fue mucho más: una ética de la convivencia, un proyecto de redención y una esperanza de justicia para el pueblo andaluz. Por ello, cuando la descarga final ahogó su grito de ¡ Viva Andalucía Libre !, él esperaba que por cada gota de sangre derramada nacerían nuevas fuerzas para la libertad y la autonomía del pueblo andaluz."
Hoy las ideas se manipulan. El PSOE y el PP, ya hablaremos un día del Andalucismo Constitucional pepero, no tienen reparo en sus populismos en hablar de andalucismo o de Blas Infante para desfigurarlo y para engañar a los ciudadanos, pues tienen un interés común, que Andalucía siga siendo un pueblo dependiente.
Para ser andalucista hay que creer que Andalucía es un pueblo con identidad propia, dada por una cultura y una historia, con un marco territorial definido, que nos ha dado una idiosincracia muy singular. Constituyendo todo ello los caracteres de una nación. Por ello, para ser andalucistas lo primero que tendrían que hacer, las sucursales del PSOE y del PP, es romper esa dependencia a los intereses de la calle Génova y Ferraz, pues las sedes esas no están en Andalucía y no se acuerdan de ella salvo para las elecciones.
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